jueves, 25 de febrero de 2016

¿QUÉ ES EL BIEN?¿QUÉ ES EL MAL?

Con el arte el hombre aspira a expresar la belleza. Con la ciencia nos proponemos captar la verdad. Con la moral queremos realizar el bien.

¿Pero... qué es el bien? Platón y Euclides de Megara, discípulos de Sócrates, nos legaron esta magnífica definición: “El bien es el ser y el mal el no ser”. 

Aclarémoslo. Te va a ser muy útil porque tú te has preguntado muchas veces qué es bueno, qué es malo, y no has sabido responderte: “Bien es el ser”. El bien es lo positivo, algo real y verdadero. Por ejemplo, tus ojos son un bien, están allí en tu cara, son existen. En cambio, “el mal es el no ser”: si te sacan un ojo, allí no habrá nada, sólo un hueco, algo que no está, una ausencia del bien. El mal es la carencia de un bien que debería estar.

Demos otros ejemplos: es un bien la salud. La enfermedad es un mal porque es pérdida de la salud Por ser el mal lo negativo, lo acompañamos con un “no”: con las palabras “falta”, “privación”, “carencia”, “pérdida”, “ausencia”, “defecto”, o con las partículas negativas “in”, “des”, que indican lo mismo. Veamos un ejemplo en otro nivel: la mentira es mala porque “falta” a la verdad, la verdad está ausente. Matar e un mal pues consiste en “privar” a alguien de su vida. Robar “quita” a alguien lo suyo. Notoriamente, el mal consiste en que algo desaparezca y no esté en lo que debiera estar.

El bien es algo, pero el mal no es algo: es simple carencia. El bien es el ser; el mal, como un hueco o vacío, lo que falta, la privación de un ser.

Existe el bien absoluto (aquel en que no hay ninguna carencia): es Dios. Pero, ¿existirá el mal absoluto? No; porque es el no ser, la nada. Y la nada es lo que no es, lo que no existe.

En varias religiones se habla del demonio Satán. Pero el diablo no es el mal, es nada más el malo. Es el que nos “priva” de bienes, el destructor. El que hace el mal, pero no el mal mismo. El mal es la nada.

La consecuencia de la definición de Platón y Euclides será: lo que acrecienta el ser es bueno, lo que debilita, mengua o quita al ser es malo. En otras palabras: el bien es lo constructivo  y el mal lo destructivo. Apliquémoslo en ejemplos prácticos:

Estudiar ensancha los horizontes de tu inteligencia, luego, es bueno. Las drogas entorpecen la actividad del entendimiento; son malas. La familia protege la supervivencia de la prole; es buena. El sexo libre destruye a la familia; es malo. El amor al prójimo hace que le hagamos justicia, que lo socorramos, que le procuremos medicina si enferma, etcétera; es bueno. Hablar mal del prójimo disminuye en los oyentes la simpatía por esa persona; luego, es malo criticar. ¿Para qué seguimos? Tú mismo puedes calificar las acciones con el criterio seguro de: bien es acrecentar el ser, y mal, disminuirlo.

¡Qué racional es la moral! No se trata de ninguna cosa arbitraria que inventó la sociedad nada más que para molestarnos. Por lo contrario, es el dictamen de la inteligencia práctica para conservar el ser. Son las normas racionales para impedir la destrucción.